Todas las entradas de: Javier Polancos

Clathrus ruber y Clathrus archeri.

Si a un recién llegado al mundo de las setas le mostramos  un boleto, un cantharellus  o una amanita phalloides, es frecuente que no se interese por su color ni tampoco, por saber  si tiene volva, pliegues, láminas o poros; lo único que le interesa saber, es si se come. Una vez satisfecha su curiosidad, si además se las hacemos oler, el comentario mil veces repetido suele ser siempre el mismo: “Esto huele a seta”.

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Pues bien, las setas de hoy, Clathrus archeri y Clathrus ruber, aunque son hongos pertenecientes a la familia Phallaceae,  “ni se comen ni huelen a setas “, incluso su forma, tampoco responde a la típica  de sombrero sobre un pie que todos tenemos en mente cuando hablamos de ellas. Los clathrus nacen de una volva que al romperse, libera una serie de brazos  recubiertos de una película mucilaginosa  de color rojo púrpura  y negro  que, en el caso de la ruber, se entrelazan para formar una especie de jaula y, en la  archeri, se ramifican formando una especie  de pétalos que la hacen parecerse a una flor o a una estrella de mar.

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En estos brazos  y recorriéndolos, está la gleba o himenio, parte fértil de la seta, en la que se encuentran las esporas  que para expandirse, necesitan de la ayuda de insectos a los que atrae emitiendo un olor nauseabundo a animal muerto. Y a la  vista de las fotos, a fe que lo consiguen….

Ejemplares encontrados  a finales de este mes de junio de 2012 en el jardín Botánico Atlántico de Gijón.

Pilar Fatou.

 

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Canelones de setas de primavera.

Hoy, primer día de verano, tal  vez sea  un poco tarde para incluir esta receta  con setas de primavera, pero el hecho de que aún se estén cogiendo “en las alturas“, nos ha animado a hacerlo.

Así que para aquellos que quieran salir del típico  revuelto con huevo y jamoncito picado, también riquísimo, ahí van estos canelones rellenos que esperamos os gusten.

 

Ingredientes  aproximados  para  cuatro personas

  • 16 láminas de  pasta para canalones
  • 400 gr. de setas de primavera
  • 200 cm  de nata para cocinar
  • 4 cucharadas de crema de queso azul
  • 1 cebolla pequeña
  • Aceite
  • Pimienta negra y sal
  • Queso rallado para gratinar

 Preparación:

1º Hervir  las láminas de  pasta en abundante agua  a la que hemos añadido un poco de aceite y hasta que adquieran textura «al dente». Después  sacarlas,  refrescarlas   bajo el chorro de agua fría,   secarlas  y extenderlas  sobre una base sólida sin que se toquen unas a otras.

2º  Poner en la batidora unas cuantas setas crudas, agregar la crema de queso y la nata  muy poco a poco batir hasta obtener una crema suave.

canelones 3

3º Calentar el aceite y pochar  la cebolla  picada  hasta que quede tierna, incorporar  las setas laminadas  y saltearlas  ligeramente para que suelten el agua. A continuación   añadir  parte  de la  salsa preparada en la batidora y dejar  cocer unos minutos para que se reduzca.

4º Finalmente rellenar los canelones,  cubrirlos con queso rallado y meterlos  al horno para que  se gratinen. Antes de servir salpimentar a gusto.

canelones 1

Con la salsa sobrante, rellenamos unos vasitos para que cada cual se sirva a placer.

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Buen provecho

Mª de la Paz y Pilar

 

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Setas en carpaccio

El pasado uno de marzo, al encontrar los dos primeros ejemplares de Calocybe gambosa, pensamos que la temporada se prometía temprana y abundante, pero nada más lejos de la realidad; desde ese día hasta hoy, pocos son los afortunados que se han topado con una buena corra.

Entretanto que la recolección mejora, aquí os dejamos un rico carpaccio de setas, cuyo interés es que para degustarlo, solo son necesarios unos cuantos ejemplares de cualquiera de las setas que pueden comerse crudas.

En esta ocasión y a falta de Primaveras hemos usado unos exquisitos Higrophorus marzuolus.

Ingredientes:

  • 150 gr. de Higróforos marzuolus.
  • Aceite. En proporción de 3 a 1 con respecto al vinagre o zumo.
  • Vinagre suave o zumo de limón
  • Sal

Preparación:

Ponemos el aceite en un mortero y añadimos el vinagre muy poco a poco y removiendo hasta obtener una emulsión cremosa.

Lavamos y cortamos las setas en láminas muy finas.

Usando un pincel, untamos la superficie de una fuente llana con la emulsión de aceite y vinagre y agregamos un pellizco de sal.

Colocamos sobre ella las láminas de las setas, teniendo en cuenta que no se superpongan unas sobre otras y volvemos a rociar con otro pellizco de sal.

Dejamos reposar 10 o 15 minutos y servimos.

Esperamos que lo disfrutéis

 

Mª de la Paz Suárez y Pilar Fatou

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Pratensis con costillas al ajillo

 

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Casi todos nosotros sabemos  cocinar  boletos, níscalos, lepiotas, cantharellus  o marasmius , algo que no tiene demasiado mérito ya que estas setas, por si mismas, son  tan sabrosas  que  apenas necesitan de unas manos expertas que  las enriquezcan.
En cambio, sacarles  partido a unos sencillos e inodoros Higroforos pratensis solo pueden  hacerlo aquellos para los que cocinar  es  un  placer   y un hobby  que  suelen compartir con amigos. Es el caso de nuestro socio José Manuel  Álvarez Álvarez, regente de la pasteleria-confiteria  “Alijos Aturianos”, que ha tenido la amabilidad de regalarnos la siguiente receta.
Dice así:

 Pratensis con costillas al ajillo.

Ingredientes:

  • 400g de pratensis

  • 750g costillas de cerdo

  • 3 dientes de ajo

  • 2 cebollas medianas

  • 2 manzanas

  • 1 botellin de vinagre Pedro Ximenez

  • aceite de oliva /sal

Adobamos las costillas con un majado de ajo y sal.
Después de limpios escaldamos los Pratensis unos 3 minutos, hasta que reduzcan su volumen  y los escurrimos muy bien.

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Ponemos en la olla rápida un poco de aceite y doramos las costillas, añadimos un vasito de vino y cerramos la olla  10 minutos.
Picamos la cebolla muy fina y la ponemos en una sartén con un poco de aceite, cuando esté dorada añadimos las setas trozos pequeños lo salteamos 5 minutos más.
En una sartén ponemos una nuez de mantequilla añadimos las manzanas en trocitos pequeños y espolvoreamos con una cucharada de azúcar, lo movemos hasta que la manzana este hecha pero que no se deshaga.
Reducimos el Pedro Ximenez  a fuego muy  lento y lo ligamos con el jugo que ha soltado la carne, añadimos la cebolla y las setas, a continuación las manzanas. Lo dejamos unos minutos todo junto y listo.
Servimos  las costillas en el  centro del plato y la rodeamos con la guarnición  de setas y manzanas.

Esperamos que esta receta os guste tanto o más, que  las riquísimas milhojas que salen del  taller de  José Manuel,  al que desde aquí damos las gracias.

Un saludo  a todos.
Mª de la Paz Suárez y Pilar Fatou

Nota.
En el caso de que la recolección de Pratensis haya sido  abundante, las siguientes  indicaciones pueden servirnos de ayuda para su conservación.
Una vez recolectados los Pratensis, se les  cortará  la base  del pie que tiene tierra, el resto de ese pie lo utilizaremos como una parte más de la seta.
Los limpiamos debajo del chorro de agua del grifo,  no importa que se empapen puesto que después  los vamos a escaldar.
Para escaldarlos ponemos una olla grande (como si fuéramos a cocer pasta) con un chorro de vinagre y un poco de sal, cuando el agua este hirviendo introducimos las setas en trozos grandes, cuando comienza a hervir se dejan 2 o 3 minutos hasta que reduzcan su tamaño, las sacamos a un escurridor y las apretaremos un poco para que suelten bien el agua.
En una sartén con un poco de aceite se saltean unos 5 minutos o hasta que suelten el agua acumulada  durante el escaldado. De esta forma tendremos nuestros  Pratensis listos para usar en cualquier receta.

Aporte calórico.
El aporte calórico de esta receta está en torno a las 2.700 Kcals, de ellas  1.845  las proporcionan los  750 gr. de costillas de cerdo.
La guarnición de manzanas y Pratensis  aporta muy pocas calorías y además ayudará a aminorar los efectos  de las grasas saturadas de la carne.

 

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“Safari Fotográfico»

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Para no llevarnos la contraria, el día amaneció tan frío o más, como lo había pronosticado el Servicio Meteorológico, no obstante mantuvimos los planes hechos en la víspera y a las diez en punto de la mañana emprendimos viaje con destino a las tierras arenosas del Cantábrico.

Nada más poner los pies en el suelo, no muy lejos de la orilla del mar, nos sorprendieron cientos de Paxina leucomelas y Sepultarias arenícola, un poco más adelante pudimos fotografiar otra aficionada a los baños de agua salada la Tulostoma brumale.

Con estos hallazgos ya nos dábamos por satisfechos, pero la Naturaleza quiso sorprendernos una vez más y al adentrarnos en un bosque cercano, comenzó el verdadero espectáculo: sobre troncos de árboles Pluteus, entre hojas en descomposición Laccarias, Cortinarius y Coprinus, en perfecta mimesis con su habitat Pisolithus estintoreus, también Gymnopilus penetrans, Trametes y algún que otro Hydnum Repandum y una de la familia de los Clathrus de la que no recuerdo su nombre……

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Y en esas estábamos cuando de repente vimos escondidos bajo unas cotollas ,quizás temiendo ser descubiertos, unos frescos y sanísimos Cantharellus cibarius de los que solo cogimos estos que veis en la fotografía, los restantes quedaron al abrigo del bosque con la tarea de seguir lanzando sus esporas al aire, para que haya muchas primaveras y muchos inviernos también ,en los que podamos disfrutar de una experiencia tan gratificante como la de hoy. Y hablando de inviernos ¿alguien dijo que no es la época adecuada para ver setas?

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PATATAS GUISADAS CON NÍSCALOS Y GAMBAS

 

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Si no estamos entre los afortunados que hasta hace muy pocos días han encontrado níscalos, y queremos preparar con ellos un apetitoso plato de patatas guisadas, no nos queda más remedio que echar mano de los  envasados industrialmente , o mejor,  de los confitamos por nosotros mismos  en plena temporada.

La receta dice así:

PATATAS GUISADAS CON NÍSCALOS Y GAMBAS

 Ingredientes y cantidades  aproximadas  para cuatro personas:

  • 300 gramos de níscalos confitados en aceite.
  • 2   o más  patatas medianas por persona.
  • 250 gramos de gambas
  • 1 pimiento verde.
  • ½ pimiento rojo.
  • 1 pimiento choricero.
  • 1 trozo de cebolla.
  • 2 dientes de ajo con su piel.
  • 1 buen chorro de vino blanco.
  • 1 hoja de laurel y otra de  hierbabuena,
  • Caldo de cocción de las gambas.
  • Sal y pimienta.

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Modo de preparación:

Pelamos las gambas y las reservamos. Cocemos sus cabezas y  también reservamos el caldo.
En una cacerola ponemos cuatro cucharadas del aceite en el que se han confitado los níscalos. En ese aceite  sofreímos lentamente  los dientes de ajo previamente “machacados”, la cebolla y los pimientos cortados en tiras finas.

Añadimos las patatas y las rehogamos durante unos segundos, después las cubrimos con el caldo de  cocción de las gambas, agregamos  el vino y la hoja de laurel. Dejamos que cuezan lentamente y cuando están  tiernas agregamos las gambas y los níscalos confitados. Removemos y dejamos cocer uno o dos minutos. Si es necesario corregimos el caldo, teniendo en cuenta que  debe quedar espesito y untoso.

Agitamos la  cacerola para que se mezclen bien los ingredientes y dejamos reposar un rato  antes de servir muy caliente. Ya en el plato se les añade una hoja de hierbabuena fresca y se  salpimentan a gusto.

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Esperamos que los  disfrutéis.

Un  saludo.

Mª de la Paz  Suárez  y Pilar Fatou

 

Nota

Los níscalos, como casi todas las setas,  tienen en su composición un  92,70 % de agua,  un 4,7% de fibra y  1,60 mg  de proteína  por  cada 100 gr.

Además de algunas vitaminas del grupo A, tienen también sales minerales, fundamentalmente potasio y, a pesar de no contener clorofila, tanto  magnesio como una verdura.

Los valores de  calcio, hierro o yodo  son  apenas perceptibles.

Tampoco  contienen   ácidos grasos y solo un 4,5% de hidratos de carbono, por lo que su aporte calórico es  muy  bajo, unas 27 calorías por cada 100 gramos.

Las variedades L. sanglifuus, L. deliciosus o L. vinosus junto al P. laeteritia  son las más apreciadas.

Esta receta tiene un aporte calórico aproximado de 2000 Kcals. De ellas un poco más de la mitad las aportan el kilo y medio de  patatas,  500 Kcals el aceite y  unas 250 Kcals las gambas. Las restantes  corresponden a níscalos, pimientos, cebolla y  chorrito de vino.

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MACROLEPIOTAS CON ALMENDRAS Y JAMÓN

 La receta de hoy la vamos a dedicar a la Macrolepiota Procera  no porque sea el tiempo de su aparición, un poco tardío, si no porque desde  esta página  queremos salir en su defensa frente al ataque injustificado del que ha sido objeto en las últimas semanas.

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 Todo empezó en Cataluña, donde  un grupo de personas, cometió la imprudencia, una vez más, de comer   setas “parecidas” a las Macrolepiotas”, y parecidas es cierto que lo eran, no en vano están emparentadas,  pero desafortunadamente  no se trataba de  Macrolepiotas si no de  las tóxicas Lepiotas Brunneincarnata.

  Las consecuencias; una  intoxicación grave con  resultado de muerte; noticia que los medios de comunicación  se encargaron de difundir rápidamente, condenando injustamente a  toda la familia, incluida nuestra exquisita Procera.. 

 La Macrolepiota Procera, conocida también como Parasol, Apagallums, Galamperna y Cachote -según se la nombre en castellano, catalán, euskera o gallego respectivamente-, es una seta  que, por su tamaño, puede llegar a ser espectacular,  ya que  los sombreros de algunos ejemplares pueden alcanzar los  cuarenta centímetros de diámetro. Cuando es joven, estos  sombreros están cerrados alrededor del pie y se parecen a una maza de tambor. Una vez abiertos, tienen escamas y mamelón central y  bajo él, en el himenio, láminas blancas. El pie es alto, hueco, fibroso y abultado en la base, tiene también  un anillo doble y  móvil  que se desplaza verticalmente.

 Estas son algunas de las  características -no todas-  que nos ayudarán a identificar una Lepiota, y aunque esto  resulte difícil de recordar para alguien no iniciado, lo que sí es fácil tener en cuenta es lo relativo a su TAMAÑO. Basta saber que nadie debe  recolectar una Lepiota para consumir,  cuyo sombrero sea MENOR DE 10 CENTÍMETROS DE DIÁMETRO.

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En cualquier caso recordad que antes de degustar una seta recolectada por manos inexpertas, o ante la más mínima duda, debéis  dirigiros a una Sociedad Micológica de vuestra ciudad en la  estarán encantados de poder ayudaros; pero eso si, no las llevéis  en  bolsas de plástico ni destrozadas porque de esa forma, y  aunque quisieran, los expertos no podrían echaros una mano.

MACROLEPIOTAS CON JAMON Y ALMENDRAS

 Ingredientes: 

  • Lepiotas: Cantidad libre, aunque cuidado con abusar: a veces nos llevamos un susto innecesario,  simplemente porque hemos comido demasiado. Para aquellos que con un “aperitivo” de setas no tienen suficiente, aconsejamos que las coman acompañadas de una base de pasta o verdura.
  • Aceite, máximo dos cucharadas por persona.
  • Almendras picadas, una cucharadita para cada uno.
  • Ajo, al gusto
  • Jamón, al gusto

 Forma de hacerlas:

 1.- Se desecha el pie leñoso* de las setas y se limpian retirando la cutícula del sombrero; esto último no es obligatorio pero las hará más digestivas y más suaves al paladar.
2.- En una sartén, echamos unas cucharadas de aceite y  doramos ligeramente el ajo. 3.- Agregamos el jamón  en tiras y las almendras picadas, rehogamos durante dos minutos  y  a continuación agregamos las setas troceadas.

Dejamos que sofrían a fuego lento durante diez minutos, o hasta que hayan consumido todo el agua, y servimos muy calientes; bien solas o como guarnición de un plato de pasta o verdura  previamente cocida y rehogada.

 NOTA

 1.-Como casi todas las setas, la Macrolepiota contiene un porcentaje muy alto de agua, que en este caso oscila entre 80/90%. También, y en cantidades muy pequeñas, contienen  hidratos de carbono, proteínas, minerales y vitaminas B2 B3 y D2.Cada 100 gramos proporcionan unas 20 calorías.

 2.-* Esos tallos pueden desecarse para usarlos una vez  molidos, bien en caldos o bien como harina de setas. Los sombreros cerrados  van muy bien para rellenar con carne; los abiertos pueden cocinarse como escalopes, o  troceados-y rehogados.

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                                            ¡Buen Provecho!

  Mª de la Paz Suárez y Pilar Fatou

 

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Hydnum Repandum con virutas de bacalao.

¡Que llueva, que llueva
la Virgen de la Cueva
los pajaritos cantan
las nubes se levantan
que si, que no,
que caiga un chaparrón!

 No se si a la Virgen de la Cueva, como en esta canción infantil, a Santa Bárbara la de los truenos,  o a San Pedro que dicen tiene las llaves del Cielo…….pero lo cierto es que  a  alguien hay que encomendarse para que  el otoño  se comporte como lo que es, o como  lo que debe ser; una época  lluviosa.
Porque los  días pasan y  a  poco que nos descuidemos,  llegarán las primeras heladas y entonces adiós a nuestros deseos de recolección.
Entretanto  y para los afortunados que hayan encontrado  algún que otro hydnum repandum, ahí va esta receta, que esperamos os guste.

 

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Hydnum Repandum con virutas de bacalao.

El  Hydnum, especialmente cuando  joven, está considerado un buen  comestible Tiene una carne compacta y frágil que  con la cocción gana consistencia. Su textura crujiente y su sabor entre acre y amargo  se acrecienta cuando cuece en exceso, de ahí  y  en contra de  opiniones que aconsejan lo contrario,  la importancia de retirarlas del fuego en el momento en  que empiecen a hervir.

Simplemente a la plancha, acompañando a carnes rojas o como en este caso, con unas virutas de bacalao adquieren un sabor más que aceptable.

 Aperitivo para 4 personas

350 gr. de setas.
200 gr. de bacalao.
2 cebollas medianas.
1 diente de ajo.
2 cucharadas de aceite.
2 o 3 cucharadas de vinagre para el agua de  hervir las setas.
Sal, pimienta.

Opcional: pasas, cebollino o perejil picado.  

  Modo de hacerlo.

Lavar las setas bajo el grifo, retirando “bichinos”,  púas, y  partes dañadas.
Preparar una olla de agua fría, verter en ella el vinagre y una  pizca de sal.
Laminar las setas sobre el agua de la olla, con cuidado de que todas queden sumergidas para evitar la oxidación.
Poner la olla a fuego medio y en el momento que alcanza el punto de ebullición la retiramos,  volcamos las setas sobre un escurridor, las aclaramos bajo el grifo de agua fría y las reservamos.
En  una sartén calentamos el aceite y;
Doramos el ajo cortado en láminas.
Añadimos la cebolla cortada en aros muy finos, y la  sofreímos  muy lentamente hasta que adquiera  textura  caramelizada, dorada y blanda.

Según gustos, desmenuzamos o cortamos en dados pequeños  el bacalao (previamente desalado), lo incorporamos a la cebolla y esperamos unos minutos hasta  que suelte la gelatina.

Para finalizar   incorporamos los hydnum que, como ya estaban cocidos, sólo hay que revolverlos un poco y, si os gustan los sabores  agridulces, no dudéis en poner unas pasas.

Salpimentamos y servimos. ¡Buen provecho!

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Hasta la próxima un saludo de

                                   Mª de la Paz Suárez y Pilar Fatou

El  aporte calórico de esta  receta está en torno a las 950 kcs. ,de ellas 264 las proporciona el  aceite, 580 el bacalao y las restantes las setas.
En el caso de ponerle algunas pasas, sabed que  estas aportan  278 calorías  por cada 100 gramos. Las personas con problemas de  sobrepeso o los diabéticos deben comerlas con moderación.

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Amanita phalloides

¿ POR QUÉ ME GUSTA SALIR AL CAMPO A BUSCAR SETAS ?

Sí amigos, me gusta salir al campo a buscar setas……..y me gusta porque disfruto, porque es apasionante este maravilloso mundo de la micología. Digo buscar, y, no recolectar, porque aunque reconozco que también salgo a recolectar, cuando de verdad disfruto es cuando voy a “buscar”, cuando encuentro alguna especie nueva para mí y que me obliga a interesarme más por ella; cuando a veces, más que verlas las tienes que intuir y sólo con la ayuda de la lupa te das cuenta de que es otra maravillosa especie que en algunos casos tiene unas dimensiones de pocos milímetros.

Pues bien, ya han comenzado las primeras lluvias, y con ellas, nuestros campos se verán repletos de setas que nos darán la satisfacción de poder llenar nuestras cestas,¡ PERO MUCHA ATENCIÓN! También empezarán a brotar las llamadas y temidas setas tóxicas, venenosas, y en algunos casos mortales; no se muy bien por qué les damos tan mala fama, ya que ellas por sí solas no hacen nada malo. ¿No seremos nosotros los “terroríficos”, los “inconscientes”, los únicos y verdaderos “temerarios”?.
Sabemos que si encontramos una osera, y entramos en ella para curiosear, corremos el riesgo de sufrir un ataque del oso, con graves consecuencias para nosotros, ¿es por eso el oso un ser terrorífico y despreciable?. Pues lo mismo sucede con las setas, ellas por sí solas no nos van a perjudicar, están cumpliendo una función en la naturaleza, están ayudando a mantener el equilibrio en el ecosistema . Así pues, dejemos que ellas cumplan su función, y nosotros no hagamos experimentos.

 La casi totalidad de las intoxicaciones mortales son debidas a la AMANITA PHALLOIDES, conocida como (Oronja verde), (Cicuta verde),seta muy frecuente y muy tóxica; solo un ejemplar puede intoxicar gravemente a una persona, y aunque la medicina ha avanzado considerablemente y el índice de mortandad se ha reducido, la posibilidad de causar la muerte del intoxicado sigue latente. Esta seta, es muy parecida a algunas especies que son comestibles, por lo que se han dado casos de envenenamiento accidental.

  ¿por qué es tan tóxica la Amanita phalloides?

Sus principales toxinas son ciclopéptidos, denominados amatoxinas y phallotoxinas.
Las primeras son octapéptidos cíclicos, termoestables, siendo la alfa-amanitina la más tóxica. Su mecanismo de acción consiste en la inhibición de la ARN polimerasa II que interviene en la transcripción del ADN, generando interrupción de la síntesis proteica y muerte celular. Se absorben rápidamente por tracto gastrointestinal, poseen circulación enterohepática y se excretan del organismo principalmente por el riñón y en menor cantidad por la materia fecal. Según algunos autores las amatoxinas no cruzan la barrera placentaria. Afectan fundamentalmente a los órganos que tienen alto recambio celular como, epitelio gastrointestinal, hígado y riñón. Las amatoxinas pueden determinarse en suero, orina y material gástrico, pudiendo ser detectadas en suero hasta 48 horas y en orina hasta 96 horas después de la ingesta. Permanecen activas en ejemplares desecados durante muchos años. Cada gramo de hongo seco contiene aproximadamente de 1,5 a 2,5 miligramos de amatoxina, siendo la dosis letal en el ser humano de 0,1 a 0,3 mg/Kg. La ingestión de 20 gr. de un ejemplar es potencialmente mortal. Las  phallotoxinas son heptapéptidos cíclicos que alteran la polimerización de la actina y las funciones de la membrana celular. Su escasa absorción limita su toxicidad al tracto gastrointestinal.

Manifestaciones clínicas del envenenamiento: 

Existe un periodo asintomático que varía entre 6 a 24 horas a partir de la ingesta, por lo cual se considera un hongo de acción tardía. 

  1. Fase gastrointestinal. DURACIÓN: de 12 a 36 horas. Comienza con náuseas, dolor abdominal, vómitos y diarrea profusa, a veces mucosanguinolenta, que pueden conducir a deshidratación y shock con alteraciones hidroelectrolíticas.
  2. Fase de mejoría aparente. DURACIÓN: de 12 a 24 horas. El intoxicado se encuentra asintomático aunque ya se detecta aumento de enzimas hepáticas.
  3. Fase hepato-renal. COMIENZA: de 2 a 4 días después de la ingesta. Aparecen signos y síntomas de hepatotoxicidad que pueden evolucionar a insuficiencia hepática con aumento de bilirrubina y transaminasas, alteración del coagulograma, hipoglucemia y acidosis metabólica. Encefalopatía hepática. Puede haber deterioro renal por toxicidad directa o secundario a deshidratación. Raramente pancreatitis. Sin tratamiento oportuno el intoxicado fallece por insuficiencia hepatorrenal. En algunos casos se observó una evolución a hepatitis crónica por inmunocomplejos. En la anatomía patológica se describe necrosis centrolobulillar y degeneración grasa del hígado. 

Descripción de la Amanita phalloides: 

Amanita-phalloides

La Amanita phalloide (Oronja verde) fue descrita por primera vez por el botánico francés Sébastien Vaillant, quien la describió como: “Fungus phalloides, annulatus, sordidez virescens, et patulus”.

Aunque el nombre phalloides significa con forma de falo, no está claro si es nombrado así por su parecido al falo masculino o por su parecido a las setas del orden Phallales. En 1821, Elias Magnus Fries la describió como Agaricus phalloides, pero incluyó a las amanitas blancas en la descripción. Finalmente en 1833, Johann Heinrich Friedrich Link, estableció para la seta el nombre de Amanita phalloides. Después de que 30 años antes, Persoon la llamara Amanita viridis. No obstante el uso del nombre Amanita phalloides por parte de  Louis Secretan precede al de Link, ha sido rechazado para fines de nomenclatura, porque los trabajos de Secretan no usan la nomenclatura biominal consistentemente.
Amanita phalloides es la especie tipo de la especie phalloideae, un grupo que contiene todas las amanitas mortales. Las más notables especies del género son Amanitas virosas, Amanitas bisporigeras, y Amanitas verna. Se ha sugerido que Amanita verna de color blanco es una subespecie de Amanita phalloides. Max Britzelmayr la llamó Amanita phalloides f. Alba, porque comparte casi todas sus características excepto el color y la época de desarrollo, ya que Amanita verna lo hace en primavera. Otros autores afirman que si bien existen variedades blancas, Amanita verna es una especie distinta ya que el veneno de Amanita verna reacciona con la sosa y la potasa mientras que el de Amanita phalloides reacciona ante el ácido sulfúrico.
La Amanita phalloides, es una seta con un sombrero de 5 a 15 cm. de diámetro, inicialmente redondeado y hemisférico, aplanándose con la edad. En el sombrero, presenta una coloración típicamente verde-oliva, brillante en tiempo seco, ligeramente viscosa con la humedad. Su color  no es siempre uniforme, generalmente es más pálido en los bordes. La lluvia también puede desteñir su color. Algunos ejemplares son muy pálidos, incluso blancos. La cutícula se puede pelar fácilmente. La carne, blanca, es densa y tierna. Exala un olor a pétalos de rosas que se acentúa con la edad o la desecación. Por referencias, sabemos que su sabor es dulzón, como a miel.
El velo himenial, un anillo caído, semeja una falda que rodea el pie, tiene de 1 – 1,5 cm. de diámetro, y está situado debajo del sombrero. Las numerosas láminas, son separadas. El pie es blanco con escamas verdosas diseminadas, de 8-15 cm. de longitud, por de 1-2 cm. de diámetro, con una volva protuberante, rasgada, saciforme, de color blanco, que suele estar enterrada en un lecho de hojas, por lo que es muy importante hurgar entre las hojas para encontrarla. Habitualmente crece bajo frondosas (robles, castaños, abedules, hayedos, etc.) y también bajo coníferas. En años lluviosos aparece en grupos numerosos. Fructifica en verano y sobre todo en otoño. Y crece preferentemente en suelos arenosos.
A
lgunos han llegado a confundir la Amanita phalloides con la comestible Volvariella volvacea. Los no iniciados también pueden confundirla con ejemplares jóvenes de otras amanitas como Amanita lanei o Amanita ovoidea, aunque esta última es de mayor tamaño y no presenta anillo persistente. Incluso se podría confundir con algunas setas de la familia Russulaceae como Russula heterophylla, Russula aeruginea, y Russula virescens, que se pueden distinguir, además,  por sus  láminas y pies quebradizos y en que estas, no poseen anillo ni volva. Las láminas de la Amanita phalloides, adquieren coloración violeta con el ácido sulfúrico concentrado. Presenta así mismo la reacción de Wieland, de reconocimiento de anatoxinas. Esta reacción consiste en la aparición al cabo de unos 5 minutos de una coloración azulada sobre un trozo de papel de periódico no tintado en el que se ha presionado con un pedazo de la seta hasta humedecer, y sobre el que se han añadido un par de gotas de una disolución de ácido clorhídrico 8 molar. (8 moles de ácido por litro de disolución).Esta reacción es muy sensible y requiere de la lignina presente en el papel de periódico. 

Así que a correr la voz y mucho cuidado en la recogida de las setas. Buena suerte a todos en esta temporada y buena recolección. Y recordad: ante la más mínima duda S. S. P (Sea Siempre Prudente).

                                                                                                                          Ricardo Fernández.

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RISOTTO DE BOLETOS por Pilar Fatou.

Ingredientes: para cuatro personas

300 gr. arroz trufado.
300 gr boletos frescos o 60 gr. si son desecados.
100 gr. queso parmesano rallado.
20 gr.mantequilla, o dos porciones individuales “ Arias”.
6 cucharadas de aceite.
1 cebolla mediana.
1 vasito de vino de Jerez, a ser posible “La Ina” o “Tio Pepe”.
Gambas, a gusto, de seis a diez por comensal.
Sal y pimienta.
Caldo de cocción de verduras, pollo, o en este caso gambas.

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Modo de hacerlo

Poner a hervir un litro de agua para cocer en ella las gambas. Una vez cocidas se sacan, se pelan y se reservan.
En un vaso de ese agua rehidratamos los boletos, si es que los hemos usado secos. El resto del agua de cocción se reserva y se mantiene caliente.

En una cazuela plana ponemos las 6 cucharadas de aceite, sofreímos la cebolla muy picadita hasta que esté transparente, añadimos un poco de mantequilla y salpimentamos.

Incorporamos el arroz y rehogamos durante unos minutos, añadimos el vino y removemos hasta que evapore; añadimos los boletos y el agua donde se han rehidratado.
Cuando esta agua se haya consumido añadimos un poco del caldo caliente de la cocción de las gambas. Esta operación de incorporar caldo se repite tantas veces como sea necesaria hasta que el arroz esté tierno, unos 16 minutos. En ese momento se le añade el resto de la mantequilla, el queso parmesano y las gambas.

Se rectifica de sal y se sirve inmediatamente, cuando el arroz está meloso.

   Buen provecho.

Pilar Fatou.

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